jueves, noviembre 4

Un amanecer


Mar de grises en el cielo
Y una brisa tenue y pálida
Llueve en los monótonos senderos
De un bosque ciclópeo de cemento

En los árboles, las aves, de cristalinas alas
Vuelan en vidriosas miradas
Vuelan, encerradas

En el bosque, el río, de filosas llamas
Crepita  su eterno murmullo
Susurra su eterno sollozo
Se desangra hoy, y mañana

En el río, los peces, de extrañas escamas
No se pierden, no se encuentran
Se buscan, en silencio.

Bosque infernal
Tejido de paraísos desesperados
Fatídico laberinto
De hipnosis fatal

La brisa languidece
El aire se enrarece.
Y un suspiro se arroja, cansado
A otro día que amanece…

2 comentarios:

  1. Qué bello ciclo describís. Es como si un día se renovara matando al otro.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. me desangró hoy, talvez mañana.
    me encanta lo que escribiste.

    ResponderEliminar