lunes, mayo 21

Brisa


Y sí, te estás yendo. Estás desvaneciéndote en el aire. No me provoqués miedo. Llevate con vos mis miedos.
Ahora sos la brisa por la que el tiempo se desliza. Nadie puede dejar de respirarte. No puedo dejar de respirate.  
Estás hecha para que las copas de los árboles se mezan. Sos la caricia del suelo, de la tierra, del pasto sobre la tierra. Sos el agua del cielo, no la lluvia sino el agua del cielo, donde se nada con las alas.
-¿Las sombras acaso respiran?
Caminás sin pasos, vas atrás y mis pasos como sobre telaraña, con cautela; vas también delante, y mis pasos de cascada suspendida en el aire, sin freno, ningún freno.  
Translúcido.
Etéreo.
El viento me va a atravesar, ya no hay pared, vas a tener frío.
Bajo mi sombra el fuego te abrasará, huí a los árboles, la sombra fresca de los árboles.
-¿Vivir en palabras, bajo las palabras, sobre las palabras, es más, o menos vivir?
Se derraman sonidos, se derrama saliva. Se derrama sangre. Se derrama semen. Se derrama tinta. Se derrama agua, se derraman lágrimas. No se ven los bosques tras de los árboles.
-¿Por qué no escribir más cuentos con vida? No temás que se te acabe la vida.
Aún puedo dibujarte con mi aliento en la ventana.
Aún puedo hacerte llover.
Lo que no puedo, es caminar despierto.
No grités, me vas a destrozar el sueño.

sábado, mayo 12

Acta non verba


Hay días, hay, también noches, dicen.
Asoma el sol tras la montaña, en danzas circulares.
Por la noche la luna, desamparada, ruega destellos de luz, y es envidia de los planetas y de las estrellas.
Hay vida, tras cada mirada, en el ritmo de los corazones, en los cuerpos, dicen.
Las rocas están muertas, pero aún así viajan, dicen que no. Viajan volando, arrastrándose. Se aman, se odian, caminan juntas, caminan solas. Conversan, y se conectan. Hacen música las rocas y el viento,  poesía de derrumbes de los movimientos cadentes de días y de noches.