lunes, septiembre 18

Llovía

Tengo un jardín, nunca lo regué, pero estaba ahí.
Tiene flores, arbustos y árboles, de todos los colores, olores, sabores.
Tiene también recovecos, espacios recónditos, huecos.

Una vez encontré rosas rosas, o algo así, era rosa; nunca me aprendí los nombres
                                                                                                                       de las flores.
Olían rico y perfumaban todo alrededor, adormecían como un leve canto, casi se las oía susurrando.

Amaba, o algo así -un sentimiento fuerte, casi físico-, esa esquina, de mi jardín.
Un día lo pisé, todo, cada pétalo, cada hoja, y me quedé mirándolo hasta que se secó, íntegro. Entonces fumé, tiré la colilla, prendida, encendida. Ardió todo, lo prendí, al fuego. Y quemó, el fuego.

Tiene más lugares mi jardín, a veces los miro, pero nunca los vi. Hay otras flores, colores, olores, canciones. Todos los días, camino, por ahí.
No siempre quemo cosas.
A veces sí.
Lo que sí, no riego, nada. 
Soy la brisa que transita, que mueve las ramas y a veces, se lleva consigo, algunas hojas.

Me gusta la lluvia
cuando cae 
de abajo
             hacia arriba.

martes, agosto 8

Las espinas sin voz

Todos los clavos, apretalos, tomá mi mano.
El veneno es el antídoto, tomateló, hasta la última gota, hasta que caminés sobre botellas rotas.
Una mano, punto, final. Nada más. Nada menos. No te ahogues.
Decidimos... nominar. Huracán.
Todos los clavos, apretalos.
Ese fútil intento de métrica correcta, de decoro moral, de deber ser normal, me lo tomé, me emborraché, y lo vomité, a tus pies. Lo estoy limpiando, con un trapo empapado con desifectante, y perfumito.
Los clavos, todos. Los clavos. En los pies, en las manos.
A veces me despertabas, a la noche, te sorprendía dándome pinceladas, en la cara, yo te escupía sonrisas y los dos nos tapábamos, con la sábana.
Apretalos. Apretalos, los clavos. No me duele y quiero sangrar, por algún lado, pero para afuera, apretalos.
Retrato de pasado; en tu espejo mi cará reflejaba la carencia, anhelada, de retazos cosidos de telas viejas, que guardabas, en el fondo del placard.
Los clavos, martillalos, destrozame entero, y enterrame, por ahí, en el suelo, algún suelo.
Huracán.
Retrato de futuro; una vez me dormí, y me desperté ese hoy con olor a ese mañana. Me bañé, me lavé bien y salí a a correr, y volví, sin querer, a darte un abrazo.
Salió el sol, qué lindo eso, el sol. Alumbra, el sol. Da calor, el sol. No
Los clavos.
Algún suelo.
Todos los cielos se ven, mirando, para arriba. Cada día, por separdo, como cada martillazo, clavando.


Los clavos.

viernes, julio 28

se me cayeron por ahí, las ganas de vivir
me olvido de buscarlas, y si me acuerdo, no tengo ganas
deben estar en algún rincón, por ahí,
rincones del espacio, o del tiempo, o de la última vez que te sonreí

se me cayeron, las perdí

lunes, julio 24

tengo atravesada
una espada en la garganta
tiene la forma
de dos palabras

no sé qué hacer
para sacarla

se me rompieron todas
las otras palabras
no sé cómo se arman

no sé decir las cosas
sin que sean dichas
cosas, las mil otras

tengo una espada
atravesada
en la garganta
tiene esa forma
de dos palabras

martes, julio 11

(Las) cosas (que) extraño

Tu(s)
ojos de almohada
calor de sábana
sonrisa de persiana mal cerrada.

Las
notas 
de
tus
 palabras.

Tus
labios lupulares
miradas lunares
horitañas montazontes

Les
animales
mortales
inside.

Tu
tacto ígneo
moverte de cangrejo
embotamiento azul en el cielo




Los
sonidos
 de tus pasos
caminando.

Nuestra
carcajada sísmica
conexión elecrizante
llama en el fuego

Nuestro aire
nuestra lluvía

aquel


Huracán.




Lo extraño

Mi

esencia la inesencia

ausencia la decencia

ciencia la demencia

Me late
un tambor en la espalda negra
la espalda baja

las faquíricas flautas

Lazos
deshace
el desenlace.
El ojo
viperino
bebió
vino.
Aletea
aletea
aletea.

Cosas

granizan granos grises

trazan trazos tristes

crepitan crean crisis

frondoso frío fresco

tragan tragos tropas

brisas braman bríos

risas raman ríos

predican predios presos

dramático drama dromedario