El problema siempre fue la destrucción, desde un principio.
La destrucción pura, sin creación, sin transformación.
Pero
Del fuego humo y cenizas.
Del hacha las astillas.
De la tortura la sonrisa.
Del poema lo innombrable.
Cómo entonces la anulación, el cese absoluto, el borramiento, la manifestación de la no palabra, la esencia del color del fin...
palabras de palabras
miradas de miradas
imágenes de imágenes
resuenan, destellan, titilan
siempre
en una sombra de silencio fugitiva...
En una sombra de silencio fugitiva”, qué hermoso ese verso final.
ResponderEliminarTodo es destrucción, nosotros mismos lo seremos.
Me gusta este texto, me siento dentro de él, es que a veces me cuestiono todas estas cosas, suele suceder en las tardes de domingo cuando todo es miserable (incluso la tristeza, qué se yo)
Un abrazo