viernes, abril 12

Titiriteros

Torres negras, que son faros, erigiéndose hasta los cielos aprópianse de la luz del sol, y son, simplemente, indestructibles. Alábanse cual dioses, y lo son: vertiendo su putredumbre en los arroyos donde abrevan los hombres sin sombra, rellenan el vacío de lo divino.
Y se ríen, a carcajadas, acariciándose las barbas, las barrigas, las tetas caídas; sonoros truenos en una tormenta que ahoga y no riega, se pudre toda siembra, se corrompen las lagunas, escasas fuentes de agua pura. Y acá abajo, los perros están tristes, y aúllan.

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