¿Que harías si te lo digo,
Qué si te digo que todo es
Mentira, fraude, burda farsa:
Máscara, pretexto, vil disfraz?
Que ni ella, ni noche, ni astros hay.
Nadie canta ni danza, nada.
Hielos yermos, ningún fuego ha
Arriesgado el más mínimo haz.
¿Qué si cae el telón, el fin al fin, y prenden la luz?
¿Qué si mirás y no ves más que sangre, bilis, pus?
¿Podrías no llorar una lágrima,
Seguir caminando y no sufrir?
Los colores agonizan y
Las sombras ríen, muy felices.
Conozco la niebla,
conozco
Como tejen y destejen y
Sufro por esos presos
ojos.
Si ningún abrigo
brindase
Un calor de fuego, a mi
alma,
Haría como hago, pues
hace
En verdad, frío
demasiado.
Vagaría por límites de
cimas y simas
Bajo mi vieja capa de
ocasos de sonrisas,
Cazando atento
luciérnagas entre penumbras,
Esos ojos con el brillo
de la luz que alumbra.
Podríais acaso
decidir?
¿O preferís la floja
cuerda y
Un delirio de cruel
balancear?
Una eterna brisa
sobre el mar,
Leve rocío en un
desierto.
Un leve vacío que
hambriento
Teme cortarse con
reflejos.
Pero aún se oye aquel
débil bufido aún sin cuernos
Lazando exhalaciones,
tejiendo embestida.
Hará trizas el
espejo, podrá entonces verse
Desnudo ante la pared
desnuda y conocerse.